Me
quedo sorprendida al acabar de ver los Soprano pero no por su final, sino
porque me cuentan que, en su día, levantó mucha polémica e incertidumbre. WTF?
Vaya de antemano que reconozco que verla en apenas tres semanas del tirón, sin saber más que lo básico y sin spoilers, así en crudo, a farrapellejo, y empaparme hasta el tuétano (¡HASTA
EL TUÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉTANO!) de la New Jersey profunda una década después de su emisión
puede alterar mi percepción de las cosas, pero ¿qué parte no se entiende? ¿qué
te llevan contando desde el minuto 1:53? ¿cuánto tiempo más va a estar
recogiendo el periódico con Carlo a punto de declarar y todo lo demás atado y
bien atado? “You probably don't even hear it when it happens,
right?”
Es
una gran serie. No es mi serie favorita, pero he disfrutado mucho y variado por
los siguientes motivos, que procedo a enumerar:
-
Janice. El rol y la actriz. Sobre todo la actriz. Ya tengo nueva actriz
favorita. Aida Turturro encarna - literalmente - a uno de los personajes más
humanos y divinos I've had the pleasure to have known. Imprescindible en la
constelación familiar, poco metraje me parece el que le dieron en comparación
con... (misterio, intriga y dolor de barriga: atención al asterisco final). No conocía a Aida y realmente
he alucinado con ella. Me parece una belleza dueña de un dominio grandísimo del
lenguaje corporal. La mejor intérprete del reparto sin duda alguna. Y qué
papel, señoras y señores, qué papelón. Ais.
- La
banda sonora. Te soy así de melómana, ya tengo dicho alto y claro que sin vida,
la música sería una mierda. Además me encanta que sea precisamente la banda
sonora de Tony, y no de la serie. Me gustan los melómanos, me gusta que te
guste lo que me gusta.
- El
simbolismo, siempre danzando entre lo sutil y lo evidente (i.e. entre el siglo veintiuno y el siglo veinte). Y en esto sí que
tiene mucha perspectiva que aportar el paso del tiempo. En los últimos diez o quince años
ha habido series cojonudas a patadas, todos crepamos en eso, da gusto ciertamente invertir en la
kioskera. La cosa (nostra) es que después de los Soprano ha habido mejores
trabajos de simbolismo -(se me ocurre mismamente Six Feet Under, que salió a los pocos
años y que, en este sentido, le pega vuelta y media en lo de no rozar ni con un
palo lo evidente. Que tampoco, pero es que yo a Six Feet Under la tengo muy
endiosada y además más raro aún es criarse en una casa donde puedes robar un pie humano, je. Al menos lo reconozco). Ejemplo de sutil: que no vuelvan los
patos. Ejemplo de evidente: el porcentaje de metraje de los últimos 5 minutos que se lleva el sicario,
que tiene las cejas más sospechosas que John Doe…
Esas cejas... |
- La
fotografía. El canal audiovisual, dejémoslo claro, no es mi favorito -miope como un topo y con una tapia curiosa, lo sorprendente es que no tenga (más) moratones-, por lo
que lo mínimo que exijo es calidad y buen hacer a este respecto. Y me quito el
sombrero. Es para llenar de fotogramas de la serie uno de esos marcos digitales
y simplemente que rule.
- Que
sí, que Tony. Al principio, durante la primera temporada, no le pillaba el
point al asunto. Obvio que todo volteaba alrededor del protagonista y obvio también el
tema de la dualidad entre el bien y el mal, el eterno retrato de Dorian Gray,
la justificación de la empatía ante la exposición nudista y conjunta de la negrura más profunda del alma humana (en chándal) y su grandeza más sublime (lágrimas de cocodrilo) que, a menudo, acompaña a la
primera (a la negrura). Al tema. Gandolfini, un horno Moulinex: más grande por
dentro que por fuera, que ya es hablar en estadios de fútbol. Una tragedia lo de este tipo, la de caña que dejó sin
darnos. No abundaré en el personaje, porque probablemente ya esté todo escrito, y ni me apetece leer las reflexiones ajenas, ni creo que a vosotros os
apetezca leer escribir las mías. Baste añadir que cada uno tenemos nuestro Tony y que es bien que así sea.
-
Los créditos: “You have a vowel on the end of your name” ^^ E incluso si no la
tienes, como Steve Van Zandt, eres, como mínimo, nieto de calabreses ^^
- La
riqueza y miseria de la cohorte spaghetti, partiendo del tío Junior, segundón
donde los haya, roble o castaño, y al mismo tiempo, a menudo detonante – jajaja
– de los acontecimientos, a quien cuyo declive engrandece, pasando por el pelo
de Silvio, la nariz de Chrissy (Helm’s Deep), las tetas siliconadas de las
chicas del Bada Bing, el consuelo de Meadow, como su propio nombre indica, la
presencia tragicómica de Paulie Gualtieri, otro de mis personajes favoritos y un auténtico gitano donde los blablabla, el
triste y prematuro final de Pussy Bonpensiero, el rímel en los ojos de la
pobre, patética Adriana, las toneladas de pasta ingeridas durante el rodaje de
la serie, el despreciable Richie Aprile, el desgraciado Artie Bucco, y las
crecientes protuberancias abdominales de todos ellos (excepto de Paulie, porque
siempre va en chándal y por lo del cólon…) hasta llegar a Bobby, la excepción que
confirma la regla en cualquier malevaje que se precie y el plusmarca de todos los bandullos
que en la serie han sido.
-
Las madonnas, qué glamour, qué saber estar, qué fuerza, qué garra, qué garbo,
qué elegancia y galanura. Están todas tremendamente bien dibujadas. Ya he
babeado sobre Janice, mi – de largo – favorita, qué gran hallazgo. Pero las
demás no se quedan cortas… Hortera, eso sí, comes to mind more often than not, and
doesn’t seem to leave, pero les aplaudo el gusto y las aprecio por lo cerca que
las siento. Las madres españolas son muy parecidas, y yo a la mía la quiero por
encima de mi gata y de todo el Everest. Por otro lado, yo personalmente
hubiera puesto más bofetones a lo Escarlata y menos uñacas postizas, brrrrrr…
Por un último lado, no me gustó mucho la evolución de Melfi, me acabó cayendo
gorda por petarda y por cobarde, y por no haberle abierto la cabeza a su psiquiatra con un candelabro. Supongo que tiene que haber de todo. Me gustó
mucho la actriz, de todas maneras, me recuerda físicamente en sus movimientos, su sonrisa, y también en su cara de póker, a una amiga a quien quiero :)
-
¡Me sobreencantó el cameo de Vincent Masuka, whatever his real name is,
haciendo de médico – Asian actor, you’re cursed - porque ADORO A ESE TÍO!
*
Abomino de Anthony, es un auténtico grano en el culo irredento. No merece el
metraje que le dedican. El actor, de lujo, oiga, no hay mejor retrato del olor
a pedo. Al principio me recordó a Jesse Pinkman en las ganas que me daban de
hostiarle, pero Jesse es una sesión de fuegos artificiales con orgasmo múltiple a su lado. Lo que no hace más
que aportar valor añadido: los granos en el culo son harto molestos, deal with
it! Un asco maravilloso.
Lo
que más me ha gustado de todo es la idea genial de cortarla, adulterarla y
montar un vídeo de 6 o 7 horas con todas las, a mi parecer, grandísimas escenas
que la honran, para darme, de vez en cuando, un Soprano homenaje con un buen plato
de rigatoni, una buena botella de Prado Rey – hay costumbres arraigadas, y yo soy republicana hasta cierto punto... - y la imprescindible
e inmejorable compañía de quien me la regaló. Mil gracias.
^^
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