Sunday, 7 November 2021

"Como decíamos ayer..."

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Dedicado a quienes, en algún momento de la vida, recibisteis uno o varios de mis ladrillos (sin Ibuprofeno), hasta que, en algunos casos de repente y en otros paulatinamente, dejasteis de recibirlos. Os quiero mucho y os lo digo poco. You know who you are.



En toa la ceja


Esta mañana, pensando en el ladrillo que te decía que tal vez te lanzaría*, me vino a la mente una cosa que pensé (y escribí) hace muuuuucho tiempo: "Yo era de las que dibujaban." Porque de pequeña, y de niña, y de adolescente, yo era de las que dibujaban mogollón y bastante bien, aunque sobre todo mogollón.


Ni inca ni azteca


Ter comentaba en un vídeo que de pequeña era muy dibujadora por ser hija única y estar sus padres todo el día trabajando. Yo no soy hija única, aunque me crié como si tal, y por suerte mi madre siempre fue madre a tiempo completo. Por suerte para mí, claro, que igual a ella le hubiese apetecido más tener otras opciones... Pero la cosa es que salí dibujadora como Ter, me brotó en mi más tierna infancia y consumí a buen seguro un montón de árboles inocentes con mis folios y mis Alpinos, cosa de la que no me arrepiento ni me avergüenzo lo más mínimo, puesto que, en compensación, llevo toda la vida sin tener coche para reducir mi huella de carbono. Jojojo. Por eso. Fijo.


My carbon print


En 2º de EGB (no sé qué edad tienes, así que traduciré porsiaca: Primaria) dibujaba monstruos con mi amigo Sergio**, a ver quién dibujaba el monstruo más guay y espantoso. De aquella, aún no se decía "guay" (que fue un invento de finales de los ochenta, al menos en mi barrio...) y los monstruos se llamaban "moustros" (por aproximación, economía fonológica y 7 años de edad). La señorita Nieves nos reñía porque cogíamos muchas cuartillas (por aquel entonces, las hojas de tamaño A5 se llamaban cuartillas, y los nombres de pila eran de lámpara de aceite) y llegó a amenazarnos con ponernos NM (necesita mejorar) en el apartado del boletín "Cuida el material", que era el tipo de notas que te ponían en 2º de Primaria (o EGB, táchese según proceda). De aquella, no había exámenes, ni venía Carapolla de visita a hacernos perder la mañana. Nos evaluaban por el tipo de niño o niña que demostrábamos ser cada día, tanto en cuanto a conocimientos como a habilidades y actitud, tanto hacia las materias, como hacia la seño, el resto de compañeros y por extensión, el centro. Como Dios manda (era un colegio católico).  Por suerte, la señorita Nieves nunca cumplió su amenaza, y gracias a ello presumo de un inmaculado expediente académico. Je.


Yo era de las que, en plena efervescencia preadolescente, dibujaban "muñecas" (que no "modelos") con la ropa y accesorios que *deseabas tener*, con el pelo y los ojos que *querrías tener* y con un perrito o un gatito, porque no te dejaban tener uno :( Ni uno ni otro, vaya :( :(


Yo era de las que pensaban que cuando tuviese dinero propio, lo gastaría en libretas, rotuladores y toda suerte de materiales de papelería. Si volviese a nacer, regentaría un stationer's :) O trabajaría a tiempo parcial en un W. H. Smith. O en la FNAC. Qué mal rollo...


Yo era de las que se aburrían en el instituto porque todo lo que me contaban ya me lo sabía por culpa del puñetero colegio católico, donde siempre se "adelantaba materia." En junio. A 25 grados. La leche que les dieron...


Y como me aburría hasta la congestión cerebral, dibujaba en los libros, en los apuntes, en aquellas mesas verde vómito que había en todos los institutos de España a mediados de los 90 (luego lo borraba, o igual justo luego no, igual lo dejaba hasta el final del trimestre, según...) Había una profe a la que aquello la sacaba de sus casillas, pobre, y le tuve que demostrar varias veces que, aparte de dibujar, la estaba escuchando. Y a la quinta o sexta se cansó de fastidiarme, admitió que mis garabatos no interferían en mi educación y me dejó en paz. De hecho, me cogió cariño y hasta me puso buena nota (ni más ni menos que la que merecía).


En el insti empecé a dibujar mucho con los Rotring; al fin y al cabo, había que sacarles provecho para algo más útil que tres círculos tangentes y cotangentes a un triángulo escaleno - Malfatti te parta-, que por algo costaron 5000 "de las antiguas pesetas" (jojojo, nunca antes había tenido la ocasión de escribir esta periodistada que tanto asquísimo me da), que "hoy en día" (galicismo de mierda también), 30€ no son nada, pero en el 92, los Rotring eran un atraco a mano armada...


Haciendo músculo para los Rotring


Me salían unas caricaturas de mis amigos muy chulas, hasta el punto de que algunas me las robaron a mala idea (todavía sigo enfadada por ello), y unos Axl Rose muy monos.


Y toqué palos, no te creas. Hubo un año en que me matricularon en Artes Plásticas sin mi consentimiento (todavía sigo enfadada por ello) y al final resultó muy bien, porque a lo tonto, en esa clase me enamoré del círculo cromático (hasta entonces dibujaba en blanco y negro, como buena paisana del siglo veinte), supe que mi subtono era frío (como mi alma y el resto de mi ser) y aprendí a esbozar y a usar el carboncillo y las acuarelas sin tener que lamentar víctimas *casi*. Y la pintura acrílica, que tantos muebles del siglo veinte ha vintageado. Ninguno me encantó tanto como el dibujo normal y corriente, pero fue un placer conocerlos.


Hasta llegué a aprender cosas como el escorzo, que me costó un huevo recordar el puto nombre, no el concepto, hasta que pensé en ciervos. Y comprendí que por calcar no vas a ir al infierno (eso, gilipollas que es una, lo aprendí tarde, con el tiempo que te ahorra en este puto siglo veintiuno, en el que la imitación es el mejor halago del original... ¡Menuda mierda de siglo!)


Esta parece corza


Entonces, otras cosas se interpusieron entre yo y mis dibujos, y nunca más se supo ni se echó de menos, hasta que esta mañana, pensando en blablabla...


"Yo era de las que lanzaban ladrillos."


En fin.


* "Prometí que te lanzaría un ladrillo más pesado todavíaaaaa..."


** Sergio, mi amigo, llegó lejísimos. Hace poco supe de él y me quedé entre orgullosa (de él) y chof (de yo), pero me quedo con orgullosa: "Con ese tío tan listo dibujaba yo moustros en 2º de EGB". Grin.



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