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... es familia numerosa.
Ya he pensado en esto *minolles y minolles* de veces, e incluso alguna que otra, lo he aireado a los cuatro vientos, Fuentesnuevas y Navaliegos. Estaréis hartos de leerme teclear esto.
La Compu es lo que tiene, que da igual qué pedazo le falte, siempre le impide funcionar… hasta cierto punto.
Ahora, pojemplo, tras pasar unos días terribles, mordiéndome las uñas hasta los codos y sin saber qué hacer sin pecé por muerte súbita (del pecé), llego a casa, beso al santo (Saint Dell) y me quedo "con" conexión "limitada o nula" por problemas de server durante una hora (de momento), de la que me han sobrado 59 minutos para llamar al 1004 (¡dos veces!) solicitando asistencia técnica cual peregrina pidiendo gallofa.
Me atienden correctamente (¡dos veces!) y me quedo con la incidencia (y la boca) abierta, la conexión tirando a nula y pensando (yo, no la conexión): “Cachis la mar, ¿y qué hago yo ahora *asín*?” Porque, a fin de cuentas, ¿qué más da la luna que nace o la luna que muere, qué más da quedarse sin ratón, sin monitor, sin PC completo, con el SO hecho unos zorros, sin puertos USB libres o sin conexión? Cualquier dedo meñique se vuelve fundamental e imprescindible en el preciso instante en que se rompe/funde/estropea/jode o simplemente, desaparece. Cierto es que *asín* aún puedo estar tecleando esto, a la espera de que me den luz verde - nunca mejor dicho - para subirlo ipso facto y torrefacto a éste, mi blojjjjj de las causas perdidas. Cierto es también que yo, en el fondo, venía a defender a Evangeline (¡Viva lo analógico! ¡Aúpa la fiel acústica!), que da igual que truene, nunca se le va la luz, da igual que se derrumben los cielos, jamás se le funde un baudio. Siempre que la cojo, suena (si lo hace mal es por mi púa puta culpa). Incluso si pierde una o dos cuerdas, sigue sonando la tía como si tal cosa hasta que tres meses después le pongo repuestos, con el miedo que me da tensar las cuerdas mientras me imagino los titulares: "Moza berciana pierde el ojo derecho de un zurriagazo que le sobrevino inesperadamente mientras blablabla..." (Derecho me imagino yo que será por ser el menos miope... ¬¬)
Pero no es oro todo lo que reluce (mirad la mesa del Pronto y el paño), y no todo el monte es orégano (ni todo ni parte, al menos por estas latitudes...) Debo reconocer, y lo hago públicamente sin que se me suban los colores, que no son horas de ponerme a rasgarle el alma a la pobre Evangeline – ni a mis sufridos vecinos, for that matter. Reconozco también que no es *exactamente* lo mismo que se derrita tu microprocesador llevándose consigo la placa base a que Timofónica pierda los papeles una noche cualquiera. Reconozco sonriendo para mis afueras :D que me place y me complace tener, aquí y ahora, ratón y teclado (respectivamente), y Word (aunque sea 2003) y words (980) para poder largaros the rollo aunque sea en diferido.
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Yo sin conexión |
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Quedó Mauricio en llamarme cuando hubiese comprobado si era cosa de server, de subserver o de router (qué raro se está volviendo el españoler...) Pensé en contarle lo de la tormenta de esta mañana, peeeeero le ahorré al mozo la batallita, ya que luego seguí navegando que es pirata hasta mucho después de que saliera el sol, por lo que deduzco que, si hubieran muerto el router o mi (nueva) tarjeta de red, no habría arrancado at all después del fogonazo y no me saldría aviso de conectividad limitada o nula. Se decidiría por nula, al menos. No. Cuando muere la tarjeta, no sale aviso ninguno, salvo que por aviso se entienda al técnico que envía el seguro para sustituirla XD. Cuando peta el router, sale roja la WPS y huele a pelo quemao XDXD. Cuando es el ratón, lo distingues porque el puntero no se mueve por más que tú menees el bullarengue XDXDXD, y así sucesivamente he ido aprendiendo a diagnosticar todas las incidencias menores y mayores que se pueden padecer, Sasser inclusive. Por eso toco *tan bien* la guitarra. Son años matando reinicios y reseteos.
Y da igual. Es un hijo tonto. Siempre, todas las veces sin que falle ni una, viene con una tontería nueva. Lo de hoy no me había pasado, igual la tormenta asó la central de aquí, oí sirenas por la mañana aunque no les presté atención (¿qué me pasa que ya no atiendo ni a los bomberos?) . Pero de ser así, tendrían constancia ¿no? Me lo habrían dicho en ese otro idioma tan raro: “Doña Hes, lamento informarle de que en estos momentos estamos padeciendo una incidencia de servidor en su zona que afecta directamente a su servicio; nuestros especialistas están trabajando para solventarla lo antes posible, disculpe las molestias.” Quedó Mauricio, pues, en comprobarlo, siempre y cuando yo dejase el router encendido, cosa que me hizo jurarle por el poder de Greiskull, y que hubiera hecho de todas maneras sin que él me lo pidiera. Al poco de colgar, noté cómo fuchicaban (lo sé porque el teléfono se queja, como si le estuvieran hurgando las tripas con una aguja de tejer, y al poco parpadea el router entero, como si fuera Nochevieja, y piensas, “Zacaaa, reseteo que me crió…” y miras esperanzada las lucecitas...) Y heme aquí, en mi salsa natural (salsa roja), que espero que me dure al menos hasta pulsar Enter y que sea lo que dos quieran: yo y mi error de redundancia cíclica.
Porque jobar, BASTA YA ¿no? Que hoy he vuelto a romper la ducha (nueva) y no es justa tanta coincidencia junta... Y miedo me da pensar la de días que hace que no me estrello con algo ni me electrocuto.
Mimimimimimimimimimimimimimimimimimimimiiiii!
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